El objetivo de la misma consistió en presentar un anteproyecto de ley ante el Congreso de la Nación.
Esta propuesta se construyó con la participación de las 36 Naciones Originarias con la finalidad de crear un consejo de mujeres originarias por el Buen Vivir, que estaría conformado por dos consejeras de cada pueblo, elegidas de acuerdo a la filosofía ancestral.
Este consejo sería un ente autárquico, independiente orgánica y funcionalmente del Estado, al cual se consultaría para propiciar, garantizar un buen vivir para todas la sociedad restableciendo la relación recíproca entre los pueblo y la naturaleza que el sistema capitalista ha roto.
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